María Emilia Correa, en el marco de la semana de la RSE que se desarrolló recientemente en el país, disertó sobre la responsabilidad estratégica corporativa y destacó la nueva tendencia sobre las empresas B, que hacen RSE desde otra óptica.
Wilber Góchez
BY: La Palabra Universitaria
Pensadas con una lógica muy distinta al clásico modelo de emprender sólo para ganar dinero, las denominadas Empresas B, surgidas en Estados Unidos, están cambiando la forma en que se entienden las compañías, pues ponen el foco y misión en generar beneficios sociales y ambientales y cuentan con una certificación que garantiza el cumplimiento de dichos estándares.
Según la experta chilena María Emilia Correa, que recientemente disertó sobre la temática en el marco de la semana de la RSE que se desarrolló en el país, el modelo de trabajo de las empresas “B”, o también conocidas como Cooperativa de empresas unidas por la RSE, con su innovadora manera de actuar en el área están desencadenando una revolución que comienza a ganar terreno en las diversos espacios.
Desde su visión, Emilia Correa considera que el trabajo que realiza este selecto grupo de empresas agremiadas se encamina con una filosofía innovadora en su accionar que, sin renunciar a funcionar como empresas, buscan ser eficientes y generar utilidades, pero sin olvidar que tienen un objetivo primario relacionado con el bien común.
Las empresas B, dice la chilena, utilizan el poder de negocios para resolver problemas sociales y medioambientales, creando un impacto positivo; visibilizan su desempeño social y ambiental a través de estándares con reconocimiento global, además extienden su responsabilidad para maximizar el valor para las partes interesadas.
Las empresas B no practican la responsabilidad social empresarial convencional, no practican la filantropía, no visualizan su rentabilidad sólo en el corto plazo y no aceptan proveedores, ni clientes, ni financiación, sin transparencia ni sustentabilidad.
Según la concepción de la cooperativa de empresas, se puede hacer negocio a partir de la responsabilidad social empresarial, es decir, la empresa que por sí misma genera riqueza con actividades asociadas directamente con una economía de flujos cíclicos, que privilegia el enfoque del ecosistema para no desechar de manera brutal aquellos residuos que pueden ser útiles en la cadena de valor de nuevos productos.
Según la chilena en diciembre de 2012 ya había representación de empresas B en 27 países del mundo. La asociación de empresas que buscan de manera integra el bien común, son una asociación que legalmente deben contemplar en el mismo nivel aspectos como el medio ambiente, los públicos de interés y los accionistas. “Por ello se autodenominan empresas de bienestar, dijo Emilia Correa.
La experta asegura que en América Latina la primera corporación en integrarse al gremio de las empresas B fue Triciclos, una empresa dedicada al cambio de la sostenibilidad. Según explicó la experta suramericana después de la referida entidad muchas lo han hecho en la región.