Durante el acto religioso en el que se declaró beato al mártir salvadoreño, Vicenzo Paglia dijo que Jesús y Romero murieron por la misma causa, solo que uno fue atravesado al corazón por una lanza, el otro por un proyectil.
Texto: Wilber Góchez
Fotos: Salvador Hernández – Antonio Herrera
La mañana del sábado la capital salvadoreña fue el punto de atención del mundo entero, cuando la feligresía católica daba seguimiento paso a paso a los detalles de la ceremonia religiosa que se desarrollaba en la plaza Salvador del Mundo, para anunciar y declarar beato al obispo mártir Óscar Arnulfo Romero.
En la celebración participaron más de 200 obispos de todo el mundo que estuvieron concelebrando la eucaristía y más de mil sacerdotes que estuvieron en primera fila siendo parte del staff en el acto histórico para El Salvador, ya que el obispo mártir se convierte en el primer beato del país.
El arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas leyó una carta pidiendo al Papa Francisco que se digne a inscribir en el número de los beatos a este venerable siervo de Dios, Óscar Arnulfo Romero Galdámez.
Vicenzo Paglia, quien es el postulador de la causa del obispo mártir en el vaticano y quien fue el encargado de dar lectura a biografía de Romero, destacó que el obispo salvadoreño fue asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980, en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno dictatorial de derecha.
Dijo que Romero llevó una vida de pastoreo muy similar a la que llevó Jesús, que ambos se dedicaron a predicar el evangelio y a hacerlo cumplir según lo establecido, ambos dedicaron su vida en favor de los más necesitados, de los más vulnerables. “Jesús fue atravesado al corazón por una lanza, Monseñor Romero fue atravesado al corazón por un proyectil”, recordó el cardenal italiano.
En respuesta a la petición del obispo salvadoreño, Escobar Alas, a través de una carta leída primero en latín y luego en español, el Papa Francisco daba la buena nueva al mundo entero declarando al mártir de los salvadoreños como un beato de la iglesia católica.
“Para colmar la esperanza de muchísimos fieles cristianos, en virtud de su autoridad apostólica facultó a que en adelante a Monseñor Romero se le llame Beato y se celebre su fiesta el día 24 de marzo, en que nació para el cielo”, expresó el jerarca de la iglesia católica desde el Vaticano.
El santo padre describió al ahora Beato salvadoreño como obispo y mártir, pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico del reino de Dios.
El Cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causas de los Santos, fue el encargado de dirigir la celebración eucarística, quien durante la homilía de la misa de beatificación dijo que el Beato Romero es otra estrella luminosísima que se enciende en el firmamento espiritual americano.
Además recordó que el religioso pertenece a la santidad de la Iglesia americana. “Gracias a Dios son muchos los santos de este maravilloso continente”, dijo el cardenal, recordando a Fray Junípero Serra, que será canonizado en septiembre por el Papa Francisco en Estados Unidos, Santa Rosa de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo, San Francisco Solano, San Juan Diego, Santa Kateri Tekakwitha, el Beato José Gabriel del Rosario Brochero, el Beato Miguel Pro, entre otros.
El cardenal italiano también destacó muchas virtudes del religioso salvadoreño, destacando que fue un sacerdote bueno, un obispo sabio, pero sobre todo era un hombre virtuoso que amaba a Jesús, lo adoraba en la eucaristía, veneraba a la santísima Virgen María, amaba a la Iglesia, amaba al Papa, amaba a su pueblo.
“El martirio no fue la improvisación, sino que tuvo una larga preparación. Romero de hecho era como Abraham, un hombre de fe profunda, de esperanza inquebrantable”, destacó.
Durante la ceremonia fueron presentadas las reliquias del mártir salvadoreño, entre éstas la camisa ensangrentada que usó el día de su asesinato.
En conferencia de prensa, luego de la ceremonia de beatificación, las autoridades de la iglesia católica explicaron que la reliquia del arzobispo mártir va permanecer en la catedral metropolitana, pero que la oficina de la canonización, junto con los cancilleres de las diócesis, hará un calendario para que la reliquia sea venerada en todas las parroquias del país.