Después de 35 años de su muerte su voz sigue intacta en el pueblo salvadoreño, quien el pasado sábado abarrotó la capital salvadoreña para presenciar su beatificación.
Texto: Wilber Góchez
Fotos: Antonio Herrera
Cánticos, peregrinaciones, oraciones, nostalgia, emotividad, recuerdo, lágrimas de alegría, vigilia y un sinfín de expresiones fueron parte del antes, durante y después de que el vaticano, a través del Papa Francisco, enviará el mensaje que todos los católicos en el mundo y, especialmente en El Salvador esperaban, declarar beato a Monseñor Romero.
Después de largas horas de espera, con claras evidencias de cansancio, insolación, desvelo y lluvia, miles de personas pudieron ser testigos de primera mano del momento en que el Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano, cardenal Ángelo Amato, diera lectura al comunicado oficial del Papa Francisco, en donde declaraba beato al obispo mártir de los salvadoreños.
Amato destacó ante los más de 300 mil fieles que se calcula asistieron al evento, que la figura de Óscar Arnulfo Romero está siempre presente y dando ánimos de vida a los pobres, a quienes el obispo defendió hasta su muerte. “La figura de Romero continúa viva y dando consuelo a los marginados de la tierra”, destacó el religiosos italiano.
“Romero, Romero te quiere el mundo entero”, fue una de las tantas frases que a una sola voz miles de feligreses salvadoreños, colombianos, hondureños, ecuatorianos, costarricenses, venezolanos, guatemaltecos y de otros países del mundo cantaron desde una noche antes, en la que sin importar el frío, la lluvia y la insolación del día de la beatificación, permanecieron en la zona de la plaza Salvador del Mundo para esperar y ser testigos del momento en que el vaticano declarara beato a su obispo.
Ante ese ambiente de alegría y emotividad mostrada por los asistentes a la actividad, el designado del vaticano que dirigió la celebración eucarística, indicó que para los salvadoreños la beatificación es una fiesta de paz, fraternidad y perdón. “Beato Romero, ruega por nosotros”, agregó.
“Su opción por los pobres no era ideológica, sino evangélica. Su caridad se extendía a los perseguidores”, aseveró Amato.
Según explicaron autoridades de la iglesia católica, para la celebración de la eucaristía se contó con la participación de más de un mil 300 sacerdotes quienes se encargaron de repartir más 200 mil hostias a quienes, a lo largo de las más de 53 cuadras ocupadas para la celebración, deseaban comulgar.
Durante la jornada, que abarrotó calles como la alameda Roosvelt, el Paseo general Escalón, la alameda Manuel Enrique Araujo y parte del boulevard Constitución, muchos creyentes y fieles devotos a Romero, al tiempo que exclamaban la frase “Romero está pasando”, caminaban descalzos en señal de veneración al que desde ya consideran como San Romero de América.
Para muchos un milagro, para otros una manifestación divina, un mensaje al pueblo, calificaron los asistentes el inmenso halo solar que surgió repentinamente en el cielo, justo en el momento en que se desarrollaba la declaración de beatificación por parte de los designados del vaticano.
Después de escuchar las conmovedoras palabras expresadas, tanto por el arzobispo italiano, Vincenzo Paglia, enviado especial de su santidad el Papa Francisco, como de Ángelo Amato, muchos creyentes católicos dejaron en evidencia sus emociones y sentimientos hacia el beato.
“Yo me identifico como iglesia con Romero”, dijo con lágrimas en los ojos Roxana, quien había viajado desde la cuidad de Cojutepeque, con su hijo de ocho años.
Rosa María Ortiz y su hermana Lilian Ortiz viajaron desde Panchimalco, para poder estar cerca de Romero. “Es una semilla de esperanza y amor”, así lo catalogaron ellas, quienes además consideran que la beatificación del obispo hubiese sido hace muchos años, ya que el pueblo lo necesitaba desde varios años atrás, dijeron.
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